01 Jun Cuenco quemado con aserrín

Muchas veces aplicar esmaltes a la pieza bizcochada puede resultar una tarea desafiante en muchos aspectos. Desde la combinación de colores a la texturas, todos los aspectos del acabado final de una pieza de cerámica hacen a la impronta que quiere dejar el artista en el mismo y en los demás…. al menos para mi.
Como cualquier proceso de diseño, la experiencia es clave. Así entendemos que con el correr del tiempo y el trabajo continuo, se va adquiriendo una conciencia clara sobre lo que tenemos en la mente ( cuando la pieza es solo un sentimiento ) y como hacer que ese sentimiento se transforme en algo concreto, delante de nuestros ojos.

Dicho esto, le contamos un poco el proceso por el que pasó este cuenco.

Por un lado probamos un esmalte de raku que ya teníamos formulado (el turquesa del interior) pero en una cocción con horno eléctrico. Para el exterior, formulamos un esmalte verdoso tipo habano, con alteraciones en la superficie, fruto del estaño presente en la fórmula.
Luego de la horneada en el horno eléctrico, el resultado fue bonito pero no del todo integrado entre ambos esmaltes y la base del cuenco que no estaba esmaltada.

A partir de esta falta de integración entre tonos y texturas, decidimos pasar la pieza por una cocción en aserrín. Como era una solo pieza, la fuimos rotando a medida que se iba cocinando en el aserrín para ir buscando el efecto deseado.

Creemos que el resultado final después de la pasada por el aserrín ha mejorado bastante la estampa de la pieza… lo que es seguro que no la usaría para tomar una sopita ;).

Las fórmulas de los esmaltes:

Turquesa raku: 100 % Base plúmbica (FX40 de Crecer) +  6% Sn + 1,5 % Cu

El verde Habano: 100 % Blanco Brillante para bajilla (Ceramikeria) + 6,5 % Cu + 1,5 % Fe